segunda-feira, novembro 27, 2006

À Bacante

Um suave poema tocou em minha calma
Um murmúrio de asas e trombetas
Assinalando as portas abertas
que existem em minha alma.

Será que quando as mexo e toco
Em tua consciência tu despertas
e te colocas em aguda atenção
por estes murmúrios que provoco?

Sou um aventureiro buscando a rota
pelo teu desconhecido oceano
e pela senda intocada de teu peito...

Sou um pescador que não aporta
quando reconhecido algum engano,
ou quando tenho amor em meu leito!

* Achei este poema em meus arquivos. Pelo estilo, acho que é meu. Se alguém tiver prova em contrário, que ma forneça... :-)

Um comentário:

Beatriz disse...

Desde tiempo inmemorial has ido y has venido cortejando este engañoso espejismo.
Desde tiempo inmemorial has huido del dolor
y el derecho al éxtasis has perdido.
Ven pues, vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

A pesar de tu apariencia terrenal,
Conciencia pura es tu esencia.
De la Luz Divina eres
el intrépido guardián.
Ven, pues, vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

Cuando pierdas toda sensación de ti,
se desvanecerá la atadura de mil cadenas.
Piérdete por completo
y vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

Desciendes de Adán por la pura Palabra de Dios,
mas dirigías tu mirada
al vacío espectáculo del mundo.
¡Infeliz! ¿Cómo puedes conformarte con tan poco?
Ven, pues, vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

¿Por qué te fascina tanto este mundo
teniendo en tu interior una mina de oro?
Abre los ojos y ven,
vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

Naciste de los rayos de la Majestad Divina
cuando cada estrella ocupaba su lugar.
¿Cuánto tiempo sufrirás aún
los golpes de una mano inexistente?
Ven, pues, vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

Eres un rubí incrustado en el granito.
¿Cuánto tiempo todavía Nos decepcionarás
con este espectáculo de formas?
Amigo mío, ¡podemos ver la verdad en tus ojos!
Ven, pues, vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.

Tras un sólo instante con ese glorioso Amigo,
te volviste amoroso, en éxtasis radiante.
Dulces eran tus ojos y se llenaron de fuego.
Ven, pues, vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.


Shams-e Tabriz, el Rey de la Taberna,
te entregó una copa eterna,
y Dios en toda Su Gloria es
Quien está escanciando el vino.
¡Ven, pues, y bebe!
Vuelve a la raíz de las raíces
que es tu propia alma.